La palabra democracia ha sido prostituida y ha perdido
su significado, debería ser el gobierno del pueblo para el pueblo. Pero ante un
pueblo que se tapa los ojos, los oídos y calla, simplemente da pauta a la frase
de la doctrina Monroe “El pueblo tiene al gobierno que se merece”. Pues la
mayoría de la gente no considera importante la política, pero lo que ignora es
que las decisiones de los presidentes, gobernadores y alcaldes, influyen
directamente en todos los aspectos sociales, desde el empleo, la salud, la
educación, la seguridad, hasta la vivienda, alumbrado, y construcción de
calles.
El pueblo también ha olvidado demandar a los políticos
el juramento que hicieron cuando rindieron protesta para ocupar su cargo. Y
quizás no sirva de nada, pues lo que menos tenemos en México es democracia. En
algunos países existe algo llamado “democracia directa” y “democracia semi
directa”, en donde los ciudadanos organizados pueden proponer o vetar las
leyes. Pero aquí nuestra voz no vale, pues la mayoría de los que nos
representan ven primero por sus propios intereses.
Tal vez no podremos influir mucho en las decisiones
que toman los políticos que elegimos, pero es nuestro derecho manifestar
nuestra inconformidad, así como nuestra obligación defender nuestros derechos.
La democracia no se resume en el voto que hacemos, sino en las acciones que
como sociedad realizamos en conjunto, para mejorar nuestra calidad de vida.
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