jueves, 26 de enero de 2012

La Sopa

Una señora que vendía sopa de coditos cocinaba siempre la misma cantidad: un bote alcoholero como a 3 cuartas partes, vendía 2 cuartas partes y le quedaba una que luego cuando apestaba la tiraba al río. Un día, unos chavos que tenían ganas de esa sopa encontraron un hoyo en el bote por donde podían extraer algo del producto. La señora se dio cuenta y puso el grito en el cielo calculando una enorme pérdida de dinero por el robo de su sopa. Los teporochos del barrio discutieron acaloradamente en torno al asunto y decidieron que si bien había que reconocer el hurto, la sopera no habría perdido ni un centavo de esos 600 millones de varos de sopa que de todas formas no pudo vender.

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